Esa foto.

Entras a esa casa vieja que muy bien conoces. Recorres los pasillos par allegar al comedor. Saludas a tu abuelo que está sentado leyendo el diario y a tu primo que, como siempre, está jugando a los sims en la computadora. No podes creer que ese chico esté todo su el tiempo con aquel juego, pero sabes que si te pondrías aprobarlo, seguramente, te pasaría lo mismo. Das una vuelta por la cocina y saludas a tu abuela, está cocinando y no te parece raro. De camino a la habitación ves esa foto. De aquella Navidad hace muchos años y deseas, como cada vez que la ves, tener esa edad de nuevo y no hay remedio, es algo imposible. Te acordas de cuando tenías 7 años, solo eras un niño con sus juguetes de plástico, y sabes que, ahora, los chicos de esa edad ya tienen celulares táctiles, notebooks y blackberrys. Pensas que la sociedad cada vez depende más de la tecnología pero te da igual, es alto que ya no se puede cambiar.

Volves, melancólico, a mirar la foto antes de seguir tu camino . Ves a tu tía de 31 años en ese entonces, que ahora tiene 45 y no podes ceer que haya cambiado tanto. Ya casi l aves fea por todas las cirugías que se hizo. Visualizas a tu hermana, tan solo una niña, que ahora tiene 18 y es una diosa. Porque sí, está buenisima y y ano sabes como cuidarla de los muchacho de hoy en día. Con un poco de tristeza caminas hasta el dormitorio y te acostas sobre esa cama, la que siempre usaste cuando ibas a lo de tus abuelos. Cerras los ojos y pensas que te gustaría volver a tener 7 años.