domingo, 23 de octubre de 2011

.-

Un día llegaste, con tu sonrisa compradora y dulce voz. Fueron unas palabras las que me hicieron quererte y un par de acciones las que me convencieron. No pedía demasiado, nada más que una amistad, que pronto construimos sin control. Nada indicaba derroches, nada indicaba problemas, eramos los amigos que se podían pasar miles de horas hablando.
No sé cuando fue que todo cambió, que todo se convirtió en algo extraño y bizarro. ¿Cómo? Tampoco lo sé, pero terminamos en algo que no me hubiera gustado, ni me gusta, ni dudo que me guste en el futuro. Pasamos de ser esos amigos que todos podían envidiar a un par de amigos que, sinceramente, ¿son amigos? Ya nada es como solía ser antes, ya nada es lo que parecía ser. Ya no puedo mirarte a los ojos y confiar en lo que me decís, ya no puedo creerte absolutamente nada. ¿Me crees ingenua? No lo soy.
Siento que todas las palabras que salen de tu boca son mentiras, tu persona es falsedad pura. ¿Cómo querer tanto a alguien y destruirlo en el proceso? ¿Cómo querer algo así para alguien que se supone que queres demasiado? ¿No tenes corazón? ¿Cuando lo perdiste? Yo tengo todavía y me gustaría conservarlo. Esto no es amor, es un boludeo de adolescencia, un juego del cual el mejor jugador sos vos. No quiero perder, pero se me es casi inevitable, aunque.. viéndolo de otra manera, el que perderá una amistad serás vos. Yo también, pero no me lo busco, vos sí.
Espero que no te arrepientas cuando me veas caminar y no te salude. Espero que tampoco lo hagas cuando veas que puedo vivir sin tu presencia. Espero que te des cuenta de que no todo el mundo vive pendiente de ti, y que estás perdiendo una de las personas que más te quiere en la vida. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario